Una tesis de nunca acabar: cuando la cooptación se vuelve evidente

Autor: Trabajo Vivo /
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Desde los años 90 en adelante, la cooptación de los movimientos socioambientales de parte del Estado y del empresariado es observada por algunos investigadores del conflicto como una salida que consiste en el ofrecimiento de recursos económicos a la comunidad, en vez de resolver problemas estructurales.

Desde los años 90 en adelante, la cooptación de los movimientos socioambientales de parte del Estado y del empresariado es observada por algunos investigadores del conflicto como una salida que consiste en el ofrecimiento de recursos económicos a la comunidad, en vez de resolver problemas estructurales. Muchas veces, son medidas de compensación, que se muestran como medidas de “mitigación”. Es una herramienta política de control social, que busca mantener el poder y la estabilidad del grupo dominante, pues se encarga de amparar el orden, sostener la jerarquía y las relaciones de obediencia que en ella se inscriben. A su vez, termina germinando un clientelismo capaz de resguardar la gobernabilidad. Finalmente, la cooptación busca derrotar los movimientos territoriales autónomos, a través de lo que se denomina represión sutil, integrando demandas parciales, pero manteniendo el orden establecido.

Así fue como sucedió una vez más en Quintero y Puchuncaví, los mismos de siempre, medulares en la organización territorial, ágilmente levantaron la lucha. Esos a los cuales el Estado y el empresariado siempre han querido derribar y no han podido. La piedra en el zapato, esa mosca desagradable que ha estado pendiente de cada paso, día a día y minuto a minuto, del quehacer de las autoridades. Ellas y ellos, las y los que nunca, en todos estos años, el Estado y el empresariado han podido comprar ni callar. Son esos incorruptibles a los que han querido silenciar con la muerte de Alejandro Castro, dirigente del Sindicato de pescadores S24, que se levantó tras el derrame de petróleo en la bahía de Quintero en 2014, para hacer frente a la cooptación de los pescadores.

Desde los años 90 en adelante, la cooptación de los movimientos socioambientales de parte del Estado y del empresariado es observada por algunos investigadores del conflicto como una salida que consiste en el ofrecimiento de recursos económicos a la comunidad, en vez de resolver problemas estructurales. Muchas veces, son medidas de compensación, que se muestran como medidas de “mitigación”. Es una herramienta política de control social, que busca mantener el poder y la estabilidad del grupo dominante, pues se encarga de amparar el orden, sostener la jerarquía y las relaciones de obediencia que en ella se inscriben. A su vez, termina germinando un clientelismo capaz de resguardar la gobernabilidad. Finalmente, la cooptación busca derrotar los movimientos territoriales autónomos, a través de lo que se denomina represión sutil, integrando demandas parciales, pero manteniendo el orden establecido.

Por Barbra Garland.

Fuente: elmostrador